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Al Músico principal: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David.
OH SEÑOR, no me reprendas en tu furor, ni me castigues con tu ira.
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque yo estoy debili­tado: Sáname, oh SEÑOR, por­que mis huesos están conmovi­dos.
Mi alma asimismo está muy conturbada: y tú, oh SEÑOR, ¿hasta cuándo?
Vuelve, oh SEÑOR, libra mi alma; sálvame por tu misericor­dia.
Porque en la muerte no hay memoria de ti: ¿quién te dará gracias en el sepulcro?
Heme consumido a fuerza de gemir: todas las noches inundo mi lecho, riego mi estrado con mis lágrimas.
Mis ojos están carcomidos de descontento; hanse envejecido a causa de todos mis angustiado­res.
Apartaos de mí, todos los obra­dores de iniquidad; porque el SEÑOR ha oído la voz de mi lloro.
El SEÑOR ha oído mi ruego; ha recibido el SEÑOR mi ora­ción.
10 Se avergonzarán, y turbaránse mucho todos mis enemigos; vol­veránse y serán avergonzados subitáneamente.